domingo, 5 de mayo de 2013

¿Cómo fue el clima de trabajo?

   Teniendo en cuenta los cortos metrajes realizados, ya debía estar acostumbrada.

No es lo mismo, la responsabilidad que produce trabajar para un estreno (aunque sea remoto) aumenta. De todos modos el clima fue muy bueno. Un técnico importante dijo en un reportaje periodístico (algunos años después), que había aprendido cine conmigo (*), y un actor; que venir a filmar en Gente en  Buenos Aires, o en Ese Loco Amor Loco, era tan placentero como ir al café a encontrarse con amigos. Supongo que era porque había un clima amistoso y de colaboración. Al mismo tiempo se trabajaba con seriedad. Creo que yo no podría trabajar de otra manera.

-         Cómo le fue en el montaje?

Hubo algunos contratiempos. Vicente el compaginador era una excelente persona, muy ortodoxo en la técnica, y quería evitar que yo cometiera, según él, graves errores. No podía comprender para qué quería esos fragmentos de film, recortes en realidad, y al principio abiertamente, luego con disimulo, los arrojaba al canasto. Desde donde yo los sacaba y guardaba hasta el momento en que le decía: ubíquelo acá. Supongo que se le pondrían los pelos de punta. Pero su buen carácter se puso de manifiesto. Me enfrentó : mire Eva, dígame una película actual en la que pueda ver flashes tan cortos. Voy a verla. Revisé la cartelera de los diarios y encontré  Cabaret, que en ocasiones utiliza ese recurso. Se fue al cine con la señora y al día siguiente me dijo contento, que había comprendido. Cierto, quedaban aún el fundido a blanco, y el corte de la música. – Esto no es mi fuerte, me dijo. Yo había hecho un curso con el profesor Bolaños en el Instituto Di Tella y no hubo problemas. El Director musical Roberto Camaleón Rodriguez, que hizo toda la música de fondo, y me gustó mucho,  tenía que irse para hacer música en un crucero. De modo que le aseguré que podía arreglarme sola y así fue.

- Cuanto duró el rodaje?

Cinco semanas. Se filmó rápido y bien, el promedio fue de menos de 3 x 1.
No se descartó ninguna escena filmada, no se desperdició material. Técnicos y actores respondían. Yo cuidaba mucho la interpretación pero no hubo problemas. Era importante porque Gente… no tiene diálogos ni en el primero ni en el último acto y casi nadie se da cuenta, el relato se apoya solo en la forma de contar y en la capacidad de los actores. Sorpresivamente hubo quien nos recomendó a una Distribuidora y vinieron al Laboratorio a verla. Les gustó y la tomaron a su cargo.  Estábamos en el año  1973. La fecha tuvo su importancia.
 Supe que mucha gente la veía a través de la cabina del proyectorista, algunos conocidos y otros no. Se corría la voz de que era buena. Y hubo curiosos. Gente que tenían que empezar a filmar pidieron verla porque el rumor decía que tenía aportes interesantes. La Distribuidora insistía en que les hiciera proyecciones porque se trataba de futuros clientes. Con poco entusiasmo me vi forzada a aceptar, Me parecía poco correcto mostrar la película antes del estreno, y tenía razón. Nos  prometieron el cine Iguazú, en cuanto bajara la película que se estaba dando. Era más de lo que esperábamos.