Pasaron tres años, igual que el tiempo pasado entre Horas Extras y El Empleo, (para recuperar mi economía). Había que pensar mucho y bien, cómo hacer. Yo tenía un guión preparado. La idea era tener esa especie de guión de hierro, para poder agregar, sacar, improvisar , siempre respetando el mínimo de tomas establecido y asegurar así la continuidad del relato. Así se hizo. Pero del guión de hierro quedó muy poco. Incluso organicé lecturas con amigos para que lo criticasen. Ninguno de ellos era gente de cine. Supe que Ingmar Bergman hacía esas lecturas con los técnicos, y también con los actores. Hubiese sido muy enriquecedor. No lo pude hacer.
- Tenía resuelta la producción ¿
No. Por el momento, ese era el problema principal. Pero antes necesitaba aclararme las ideas con respecto al guión.
No podía prescindir de contar una historia. Me gustan y las respeto. Podía ser atemporal, pero al mismo tiempo considerarse actual por el tema. Reflejar todo lo posible al hombre y la mujer de nuestros días con toda la problemática social que los acompaña. Y la alienación en la vida cotidiana.
Considerando que lo real es objetivo subjetivo al mismo tiempo, y agregándole algo de fantasía, se plantearían problemas de realización. No dejaba de sospechar que me pondrían palos en las ruedas. Pero al mismo tiempo lo consideraba hipotético y nada más, ya que, en el mundo del cine nadie me conocía y yo ni siquiera estaba segura de poder estrenar. Al menos en el cine comercial.
- Estaba segura de que iba a filmar?
A partir del momento en que entreví la posibilidad de la realización, empecé a vivir durante el día y la noche en el interior de la futura película, acompañada por sus personajes.
Pero no sacaba los pies de la tierra. Logré una reunión con el directorio de SICA donde expuse mi proyecto. Después de escucharme muy atentamente lo aceptaron. En ese momento yo consideraba importante trabajar con el sindicato. Con el Instituto de Cine no se podía contar (eran otros tiempos) Además no se filmaba y el problema para la gente de cine era la falta de trabajo. Solo dejé afuera al Director de Fotografía a quien quería elegir yo misma. En el sindicato pusieron una pizarra en el hall de la institución, con la proposición de ese trabajo y la indicación de que al que le interesara, se inscribiera. Y en pocos días estaba el equipo completo. La proposición era cobrar parte del sueldo en el momento del trabajo, y el resto después del estreno y armar una especie de cooperativa-
- Qué pasó con el Director de Fotografía?
Algo que podríamos llamar pintoresco. Estando en el laboratorio Alex, tuve que hablar con algún director, no me puedo acordar para qué. Me hicieron pasar. En la oficina había otra persona que asistía a la conversación. El director, o lo que fuera, me preguntó, entre otras cosas, si había pensado en el Director de Fotografía. Le contesté que si, que pensaba en Juan Carlos Desanzo. El diálogo fue divertido pero me tomó de sorpresa.
– Usted lo conoce a Desanzo? Una pregunta casi traicionera, dependía de mi respuesta.
- Personalmente no, pero conozco su trabajo. – Entonces se lo presento.
Era la persona silenciosa que había asistido a la reunión. Así se inició la relación de trabajo, que terminó por ser muy positiva, en beneficio de la película.
Eva landeck con Luis Brandoni y Juan Carlos Desanzo
Además tenía el apoyo incondicional de mi esposo y de mis hijos.
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