Y algo de música electrónica también. El adagio de la 7* sinfonía de Beethoven forma parte de la trama. En cierto modo es el tema que comunica a los protagonistas. Y el tango es el perfume de Buenos Aires, no puede faltar. En este caso tiene varias formas. Lo que llamaríamos tango moderno es la música de las calles, que compuso Roberto Rodriguez. El tema de los títulos es una balada tanguera “Siempre Nada” compuesta por Irene Morack y que tiene un solo de bandoneón muy hermoso, interpretado por Domingo Moles Y el tango “Garua” de Aníbal Troilo y Enrique Cadícamo, que canta Irene Morack. Para la música electrónica se usó una canción de Jorge de la Vega transformada en un tema electrónico, para lo cual tuvimos que ir al Instituto Di Tella y usar su tecnología. Con respecto a Garúa, tuvo lugar una anécdota que hace quedar bien a mucha gente y por eso merece ser contada. Para utilizar Garúa había que pedir permiso al autor. Me habían informado que algunos autores de tango pedian un precio que superaba sideralmente la tarifa que fijaba SADAIC. De manera que una noche fui al Viejo Almacén para hablar con Troilo. Me detuve cerca de el, algo intimidada, él se acercó y preguntó ¿qué necesita mijita?, con el afecto que podría haber usado un abuelito. Le expliqué que nuestra producción podía pagar la tarifa que fijaba Sadaic, pero no podía más. ¿De qué tango se trata?. De Garúa. Pero como no!, uselo nomás, le voy a firmar la autorización…Ah! Pero la letra es de Cadícamo! Y se quedó pensativo. Es una persona difícil…pero voy a hablar con el, no se preocupe, yo lo voy a arreglar, vaya tranquila y hable en Sadaic. Fui, expliqué de qué se trataba y me hicieron pasar a una oficina interna para que me atendiera alguien de la Comisión. Me recibieron Stampone y Cátulo Castillo. Volví a explicar de qué se trataba y reaccionaron de la misma forma que Troilo. No hay problema, ¿de qué tango hablamos? Garúa -Ay! Cadícamo es difícil. No importa, lo vamos a convencer, no se preocupe. Me hubiera dicho a mí, dijo Cátulo, Castillo, nos ahorrábamos mucha conversación, y yo le daba La Última Curda. –Ya está grabado- me excusé con lo que me quedaba de voz ante esa declaración apabullante. Cadícamo me llamó por teléfono para asegurarse de que yo apreciaba la importancia de Garúa y la magnitud del gesto. Solo me pidió que, como mi película iba a “salir corta”, acudiera a él para que me diera un corto filmado sobe sus tangos. Le prometí que sí, en caso de que la película saliera “corta” lo iba a pedir. Y realmente no tuve más problema. Creo que de alguna manera hubiese cumplido algo de mi promesa. No se cómo me arreglaría. No es premeditado pero creo que para mi trabajo, parto siempre de un punto de vista ético.
Escena onírica de Samurais |
- Como fue la relación con los otros directores de cine?
Hubo actitudes opuestas. No voy a dar nombres porque eran o son gente muy conocida en el ambiente. Salvo aquellos a los que tengo algo que agradecer. En una especie de orden cronológico recuerdo a Soficci, que entonces estaba a cargo del Instituto de Cine. Cuando se enteró que amenazaban con sacarme la sala cumpliendo la media, hizo venir a su secretaria y le dictó una carta, muy convincente, reclamando por esa medida tan arbitraria. Luego me la hizo firmar. – Esta carta me la envío a mí, al Instituto, dijo. Me pareció que se identificaba con el problema como si le hubiera pasado a él, y tal vez así había sido. Por supuesto, no se pudo hacer nada. En una oportunidad anterior, yo necesitaba un gol violento o algo parecido, que atestiguara la violencia o la pasión, no siempre normal, que tiñe los partidos de futbol. Eran unos centímetros de película que me hubiera gustado documental, extraído con preferencia de algún noticioso deportivo. Era increible la manera evasiva con que varios directores, a los que busqué en el Laboratorio me dijeron que no. Pedí ese favor a los que tenían películas con escenas de futbol. Hasta que llegué a la cabina de Néstor Paternostro., de quien había visto el film “Mosaico” En cuanto le expliqué lo que necesitaba, se arrojó literalmente, sobre un montón de latas de películas y eligió una, que me entregó diciéndome que allí encontraría lo que buscaba, y que usara todo el rollo si lo necesitara.
Escena onírica de violencia |
Escena del velorio |
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